lunes, marzo 8

Reencuentro



Las últimas semanas, me han desbordado los acontecimientos, la verdad es que estoy teniendo diferentes encuentros con gente que aprecio mucho, algunos de ellos llevaba mucho tiempo sin verlos, fue fantástico el poder reencontrarme con todos ellos.

Se podría decir que cada pedacito de tiempo que pasamos con las persona, estamos construyendo una bonita amistad con ellas. No importa la cantidad de tiempo, sino la calidad del tiempo que vivimos con ellos. Cinco minutos pueden ser más importantes que un día entero.

Cuando somos adultos, y hemos vivido alejados físicamente de la familia o de los amigos, el reencuentro tiene siempre un gran elemento de expectativa. En la distancia, nuestra mente sólo recuerda los momentos agradables, los abrazos, los juegos, las risas… Y una vez que los vemos y nos reunimos, pueden surgir cantidad de reacciones, actitudes y actuaciones inesperadas y desconocidas para nosotros.

Para muchas personas, las relaciones familiares resultan más difíciles y conflictivas que los vínculos que mantienen con los amigos, tal vez sea porque el vínculo familiar y el afecto que han compartido, los mantiene conectados a través de la expectativa que tienen unos de otros. ¡Qué importante se torna conseguir la independencia afectiva!, para que podamos abrir y cerrar las puertas de nuestra vida a voluntad, decidiendo dejar afuera las actitudes, los comentarios o las acciones negativas y dolorosas, dejando sólo entrar aquellas que sean buenas y positivas, porque están cargadas de cariño, respeto, solidaridad y amistad.

Es bueno que vayamos al reencuentro con nuestras personas queridas, dispuestos a dar y a compartir lo mejor de nuestros sentimientos, pensamientos y deseos. Así podremos convertirnos en el instrumento que siembre comprensión, tolerancia y respeto por nuestras diferencias, suavizando así el camino que nos lleve a reconciliarnos con nuestras raíces.

En algunos momentos de la vida, desearíamos poder volver a experimentar la seguridad o la ilusión que vivimos mientras fuimos pequeños, y por esa razón buscamos el contacto y la compañía de las personas que nos acompañaron durante esa época de nuestra vida. ¡Qué maravilloso sería que pudiéramos volver a experimentar esa vivencia, de la misma manera o en una forma más espontánea, amorosa y desinteresada, nos daría la posibilidad de tener un espacio a salvo, donde refugiarnos en tiempos de hostilidad, tensión y confusión! Convirtámonos en ese lugar donde no solamente nuestros familiares puedan descansar, sino que también nuestros amigos puedan hacerlo; brindémosles con nuestra actitud, comentarios y acciones, la posibilidad de sentirse queridos, aceptados y valorados, aun a pesar de las diferencias, la distancia y los eventos que nos hubieran distanciado. Desarrollemos a través del cariño, la capacidad de tener detalles y gestos cariñosos, llenos de cortesía y solidaridad, que suavicen la vida o el momento de nuestras personas más queridas.

La próxima vez que tengas la oportunidad de un reencuentro familiar, vístete de tus mejores sentimientos, pensamientos e intenciones, y verás como nada que tú no quieras te afectará. Disfruta el momento y guárdalo como un recuerdo agradable que te dé la motivación para volverlo a crear.

El lugar que amamos, ése es nuestro hogar; un hogar que nuestros pies pueden abandonar, pero no nuestros corazones.

"el pasado es polvo, el futuro es viento,
si amas perdona, si no amas olvida...
pues el amor nunca muere,
solo cambia de lugar..."

Con cariño de M. C.

2 comentarios:

Desi dijo...

Qué bonito!!!!!!

"Vicen" dijo...

Muy agradable el encuentro !!!!!!!!!
Besos: